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Este material ha sido revisado y rectificado por la Escuela de las Leyes Biológicas en cuanto a contenido técnico, vocabulario y forma. Lista de artículos:1. El teatro pandémico: la historia de la teoría infecciosa. Transcripción del video de 42 minutos por Gerardo Aníbal Da Campo.
Mi nombre es Stefan Lanka, soy biólogo y virólogo. Descubrí el primer “virus” en el mar, así es como me vi envuelto en esta materia. Primero comprobé que el virus no causaba ningún daño. Segundo, el profesor austríaco Fritz Pol me alertó sobre que algo andaba mal en todo el asunto del SIDA y de que el virus podía no existir siquiera. Investigué este caso y comprobé que efectivamente estaba en lo cierto. Pensé que no podía ser así y permanecí callado durante medio año porque asumí que se trataba de un error de comprensión por mi parte, no me podía imaginar que el mundo entero aceptase esto. Después empecé a investigar y me vi envuelto en la teoría de la "infección". Me di cuenta de que todo estaba equivocado, empezó con un error inicial y acabó convirtiéndose en un fraude, que a su vez se convirtió en un fraude político bajo los auspicios de Otto Von Bismarck. Esto puede ser fácilmente comprobado y reconstruido. Este concepto fraudulento fue abandonado después de la Segunda Guerra Mundial, para ser restablecido después por los americanos con el fin de infundir miedo y favorecer el control de la población. Es más, descubrí (como demostraré aquí) que la teoría infecciosa dio nacimiento a la teoría genética y a la así llamada “tecnología molecular” y a la “tecnología de manipulación de los genes”. El modelo actual de la teoría infecciosa es implementado en forma de vacunas, miedo al contagio físico, en forma de “pandemias” (como es el caso de la actual “gripe porcina”) que está previsto que erupcione en cualquier momento o en la segunda fase o incluso más tarde y que será tratada con un medicamento llamado Tamiflú. A propósito, Tamiflú significa: Amiflue tóxico. Hubo un aparente fallo técnico a la hora de nombrar esta quimioterapia. Voy a contarte la historia de cómo todo esto se desarrolló para que lo puedas comprender, como un error se convirtió en un fraude, un fraude se convirtió en un crimen y cómo a través de la industrialización de este crimen se desarrolló esta locura. Esta clase de locura que nos pone a todos en peligro, a toda la raza humana. Vamos a empezar por un momento en la historia de la antigua Grecia, donde este concepto de la "infección" se desarrolló. De aquí surge la base del sistema médico actual que está dominado por la lucha sistemática y el envenenamiento. Es también por lo que se supone que nos tenemos que tragar el Tamiflú, aunque sea “preventivamente”. Después de que la pandemia sea declarada, habrá que tomarlo en grandes cantidades. Antes de adentrarnos en la antigua Grecia, Goethe (1749-1832) trató de advertirnos acerca de la "pandemia de la gripe" del 2009, así como del SIDA y de la administración del Tamiflú e hizo esto en Fausto, no en la primera versión que sufrió censura, tampoco en la segunda, pero en la tercera y cuarta edición incluyó este pasaje esencial en el que describe cómo incluso entonces un doctor mató a miles de personas. Primero describe en un lenguaje alquímico como el Tamiflú y la quimioterapia de aquella época fueron creados: compuestos de mercurio orgánico mezclado con sirope, latwergen que significa mixtura de siropes, latwergen infernal en lenguaje alquímico y cómo era producido. Aquí están las líneas importantes. Este era su modo de emplear la medicina. Los enfermos fallecían y nadie preguntaba quiénes eran los que habían sanado. Aquí estaba el Tamiflú. La gente moría y nadie preguntaba quién se ha curado. Nadie se preguntaba: ¿es esta teoría correcta?, ¿acaso existe este virus? “De este modo, en estos valles y montañas, con nuestras mixturas hemos causado más estragos que la misma epidemia…” Hablaremos también de la peste negra. Un episodio de decesos políticos igual que el SIDA, la gripe, el SARS, las vacas locas, igual que la viruela (término colectivo de lepra) de la cual derivó la peste negra y el término colectivo de polio. “…también yo he dado veneno a millones de infelices que han sucumbido y me he visto obligado a escuchar los elogios que se prodigan a sus audaces asesinos…” Goethe no ha sido tomado en serio hasta ahora. Cada vez que se produce un tsunami o un terremoto pienso para mí: Goethe está hablando de nuevo, ya que él lo advirtió y sus advertencias fueron ignoradas. ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Cuál fue el error? ¿Cuál fue la falsa suposición? La falsa suposición general sobre la que se basa toda la Medicina Académica Occidental es la siguiente: en el contexto de la doctrina de los humores, se creía que la "enfermedad" acontecía debido al desequilibrio de los humores o fluidos del cuerpo. Tenemos muchos fluidos diferentes, cerca de 270: en articulaciones, ojos, glándulas sudoríparas, glándulas digestivas; fluidos del oído interno, cerebrales, espinales, etc. Simplemente se asumía que un desequilibrio en los humores podía conducir al desarrollo de toxinas causantes de "enfermedades" y se creía, con base en la experiencia, que la administración de pequeñas cantidades de veneno podría provocar una reacción en el cuerpo que le llevase a producir un antídoto, un antiveneno. Esta idea derivaba de la experiencia con un tóxico celular como el alcohol, que consumido en pequeñas cantidades puede ser divertido, puede disminuir ansiedades o cosas por el estilo; pero si una persona joven que nunca ha tenido contacto con el alcohol, bebe media botella de licor, cuando llega a estar lo suficientemente paralizado como para no ser capaz de escupirlo, su estómago debe expulsarlo fuera. De no ser así, moriría por una intoxicación etílica. Boris Yeltsin y algunos otros dirigen las políticas del mundo con 2 litros. Esta observación es la base fundamental: tomar un veneno poco a poco. Puedes probarlo tú mismo: deja de tomar alcohol durante medio año y después bébete dos vasos de vino. Estarás a poco de caer redondo; pero esto no se debe a que el cuerpo haya desarrollado un antiveneno, sino a que estás entrenado, has preparado las enzimas para procesar, neutralizar y excretar rápidamente el alcohol. Esta doctrina de los humores, entendida de esta forma, es la base explícita de toda la Medicina Académica Occidental, incluyendo la falsa creencia de un Sistema Inmune. ¿Por qué? Ellos creían que los venenos causantes de "enfermedades" podían propagarse y que si uno tomaba un veneno de forma preventiva, el cuerpo fabricaría un antiveneno y de esta forma podía obtener la inmunidad. El momento en el que el veneno causante de "enfermedades" llegase, yo sería ya invulnerable. Esa es la razón por la que Rasputín y Napoleón (esto se puede saber a través del cabello) frecuentemente tomaban diferentes tipos de toxinas en pequeñas cantidades con el propósito de hacerse inmunes a un envenenamiento; pero después (en el siglo 19), cuando fue posible detectar pequeñas cantidades de toxinas, hallaron que en ninguna "enfermedad" se podía detectar toxinas. En ninguna, hasta el día de hoy. La teoría demostró estar equivocada; pero toda aquella forma de pensamiento estaba basada en esto, en administrar compuestos de mercurio de forma preventiva, como en tiempos de Goethe: cada vez que la toxina causante de "enfermedades" aparece en forma de "pandemia", la persona es ya invulnerable. La idea de la aparición de las "epidemias" se desarrolló en la historia partiendo de la antigua Grecia. Se creía que el demonio de las "enfermedades" poseía y contaminaba a la persona. De aquí surge el término griego “miasma” (contaminación). Uno es profanado por el demonio de las "enfermedades" y de esta forma puede transmitírsela a otros. El demonio de la muerte me "infecta", se reproduce dentro de mí y se lo puedo pasar a otros que producirán toxinas causantes de "enfermedad". Esta es la razón por la que se administran antivenenos preventivos, tal y como describió Goethe. Los supervivientes aplauden: “…Y me he visto obligado a escuchar los elogios que se prodigan a los audaces asesinos…” Es como si Goethe reviviese para hacerse en la figura de Fausto, que está avergonzado por haber sido alabado por los campesinos que le dicen: “tú salvaste nuestras vidas”, pero miles murieron. Él se avergonzaba de esto y se sienta junto a su atlas Wagner en una roca cerca del pueblo y medita. Describe lo que hizo y lo que su padre había hecho antes. Entonces se observó que la bacteria produce toxinas, esto se investigó y todos concluyeron que las bacterias solo pueden producir toxinas en un cuerpo muerto. Esto se debe a que el metabolismo de la bacteria funciona en un ambiente aeróbico y produce sustancias en el intestino durante la digestión, tales como las tan necesarias vitaminas; pero cuando esas bacterias se ven privadas de oxigeno, que es el caso de un cuerpo muerto al cabo de un par de días, algunas de ellas pueden sobrevivir cambiando su metabolismo. Igual que la levadura cambia su metabolismo cuando se le excluye el oxígeno, para producir un tóxico como el alcohol. De esta forma estas bacterias producen sus toxinas, pero solo bajo una completa exclusión del oxígeno. Esto era bien conocido. La bacteria no podía ser la causa de la "enfermedad". El profesor Henle solidificó más aún este conocimiento que expresó en sus postulados y dijo: "si afirmas que la bacteria puede ser transmitida y después producir sus venenos, en consecuencia tienes que identificar esta bacteria en cada uno de los casos de la "enfermedad" que afirmas ha sido causada por esta bacteria". Este no era el caso. Las bacterias son apenas insuficientemente identificables en un tubo de ensayo, solo puedes obtener un puñado de ellas. De todas las bacterias que conocemos basadas en su actividad, solo cerca del 2 % son cultivables y multiplicables en el laboratorio y lo que se define como bacteria en el laboratorio no es lo mismo que la bacteria original fuera de él. ¿Por qué? Porque la idea de que la bacteria en el laboratorio representa un solo tipo de bacteria, es un artefacto de laboratorio; porque las bacterias se intercambian unas con otras una gran cantidad de información continuamente y cambian tanto su forma como su función. Esto fue recientemente confirmado en un amplio estudio en el que se comprobó que las bacterias, al mismo tiempo que mantienen su individualidad bioquímica, son muy similares en cuanto a su ácido nucleico, se adaptan. Si extraemos una bacteria y la cultivamos de forma aislada, pierde sus propiedades después de un tiempo y no puede sobrevivir, pero esto constituye ya una intervención masiva en la Naturaleza y no representa la realidad de las bacterias intercambiando información unas con las otras. Por lo tanto, la clasificación por tipos de bacterias que se les ha impuesto no es científicamente justificable. Entonces este fue el primer problema; por ejemplo, no consiguieron encontrar la famosa bacteria de la tuberculosis, que fue cultivada con éxito por el científico Robert Koch. Solo pudo ser hallada en la mitad de los casos. Esto continúa siendo así hasta el día de hoy. El segundo postulado de Hence afirma que el patógeno observado debe ser aislado. En el caso de la bacteria, debe ser multiplicada y se debe comprobar si puede hacer lo que se le atribuye o no. En todos estos experimentos hallaron que la bacteria no podía producir toxinas en un organismo vivo, ni siquiera durante los primeros días en un cadáver después de que un animal o un humano hubiesen muerto, es solamente después de unos días que las bacterias producen sus toxinas. Esto fue determinado también a través de toda la comunidad científica, sin excepción. Henle formuló el tercer postulado, que dice que después de que el patógeno haya sido aislado y multiplicado, debe ser inyectado en un organismo y debe producir la misma "enfermedad". Esto nunca ha sucedido, jamás. ¿Cómo sucedió que de repente se ensalzase a Robert Koch como el descubridor de la transmisibilidad de las "enfermedades"? ¿Cuál es la cuestión? La cuestión se responde fácilmente. Robert Koch merecía su reputación por haber logrado hacer la fotografía adaptable a la visualización microscópica y por haber fotografiado bacterias. La fotografía había sido redescubierta en Europa en 1885. Esto le proporcionó una gran reputación merecidamente. La fotografía era considerada algo sagrado. Nadie podía imaginar que un negativo pudiese ser retocado, que se pudiesen hacer dobles exposiciones, que pudiese ser manipulado. Estaba considerada como inherentemente científica y objetiva. Ellos simplemente hicieron afirmaciones acompañadas por fotografías y esto produjo un efecto verdaderamente hipnótico, parecido al que produce la televisión hoy en día. Así que la gente simplemente aceptó estas afirmaciones. Él simplemente fotografió bacterias que pueden ser encontradas en cualquier sitio. A partir de allí se derivaron 2 conceptos muy diferentes. Por supuesto, esas bacterias no causan "enfermedades", pero el tercer postulado de Henle que afirma que esas bacterias deben de producir las mismas "enfermedades" en todos los individuos fue violado por Koch. Él fue quien introdujo este fraude científico que sigue jugando un rol central hasta el día de hoy en casos como el SIDA, las vacunaciones, las "pandemias" de gripe e incluso el Tamiflú. Entonces él afirmó que la innoculación de este cultivo bacteriano en el animal testeado condujo al desarrollo de una "enfermedad" similiar, no la misma, sino similar. Este es uno de los fraudes centrales de toda la teoría "infecciosa": el desarrollo de una "enfermedad" similar. Leanlo por ustedes mismos, esa es la tarea para casa número uno. No me crean sin más, vayan a la biblioteca y lean lo que Robert Koch hizo. Pongamos como ejemplo el ánthrax. Este mata a un ratón mediante toxinas de cadáver. Estos venenos de cadáver los puedes hacer en casa: deja una ensalada de patatas fuera en la intemperie, en verano durante una semana o huevos podridos. Las esporas bacterianas que están flotando en el aire por todas partes crecen, se reproducen y consumen el oxígeno y pasan a un estado anaeróbico. Mayormente, en el centro de la ensalada de patatas o en los huevos o en el queso o en un cuerpo muerto y a partir de aquí se forman las toxinas. Las toxinas, de hecho, pueden matar. Si alimentas con esto a una persona poco a poco y camuflas el mal sabor con especias fuertes y potenciadores de sabor, la persona puede sufrir un envenenamiento crónico, puedes hacer que sufra diarreas o retorcijones. Koch produjo estas toxinas en un caldo de carne, tal y como puedes replicar tú mismo. Las inyectó en vena a un ratón y el ratón murió. El bazo se inflamó. Extrajo el bazo del ratón y lo trasplantó bajo la piel de una rana; la rana convulsionó y murió, a esto se le llama “ánthrax cutáneo”. Robert Koch: fraude científico. Ahora puedes imaginarte qué experimentos se llevaron a cabo para proclamar el ánthrax de pulmón; el bazo del ratón sacrificado fue implantado en el pulmón de la rana. Esto es lo que se ha seguido haciendo hasta el día de hoy. Esto es lo que se ha hecho en la "pandemia" de gripe, animales que están siendo sacrificados con incisiones en la tráquea, se les insertan líquidos continuamente; los animales mueren y se proclama que fue el virus. Podéis estudiar esto en este panfleto informativo sobre el virus de la gripe, que adjunto en estos archivos. Aquí encontraréis la literatura en referencia a cómo operan en lo concerniente a la gripe. No existe un grupo de animales de control a los que podían haberle inyectado líquidos ordinarios y hubiese pasado exactamente lo mismo. Lo segundo que partió de Alemania fue que Robert Koch se valió de unos colorantes nuevos para poder matar las bacterias, naturalmente recibió estos tintes de la industria del colorante. Después, todos los demás investigadores médicos tomaron los mismos colorantes. Tomaron tejido sano, acidificaron el tejido y descubrieron que tenían la misma reacción al colorante y exactamente las mismas bacterias pueden ser vistas y fotografiadas justo como lo hizo Robert Koch; pero después descubrieron que estos tintes mataban las bacterias haciéndoles agujeros, inhiben el ADN de la bacteria, destruyen su capacidad para reproducirse y muere. Partiendo de esto, crearon los antibióticos, a partir de colorantes. Basf, Bayer, IG, Farben, Hoechst, Merck, etc. La industria farmacéutica derivó a partir de los fabricantes de colorantes, basada en la hipótesis de la "infección". El capital estadounidense construyó sus estructuras paralelas en Suiza con el fin de preservar el revolucionario conocimiento de los alemanes, que se asumió que tenía la capacidad de poseer algo importante, igual que en proceso Haber Bosch donde el nitrógeno era extraído del aire. Por lo cual, los alemanes no necesitaron importar más nitrato de sodio de Chile para fabricar granadas, dado que los océanos estaban bloqueados. Este era el escenario histórico; pero, ¿por qué se sirvió el gobierno alemán de Robert Koch? Él ya había tenido que escapar de Berlín con anterioridad, debido a que había matado a miles con el “medicamento mágico”: tuberculina contra la tuberculosis. Los ingredientes de este fármaco se mantuvieron en secreto en contra de la Ley. Koch huyó, pero Otto Von Bismarck le hizo volver, ya que necesitaba un pretexto contra los británicos que habían tomado el control del canal de Suecia ilegalmente y poseían importantes ventajas militares y políticas; dado que les permitía no tener que navegar alrededor de África, sino que pasaban a través del canal de Suez con sus tropas y productos, como: especias, antioxidantes y otras cosas. De esta forma navegaban a través del tranquilo Mediterráneo. Los alemanes trataron de privar a los ingleses de estas ventajas alegando que estaban trayendo el ánthrax, la viruela y otras plagas de la India; exigiéndoles el cumplimiento de una cuarentena, no se les permitía atracar en ningún puerto del Mediterráneo y en Gibraltar fueron atacados. A Robert Koch, que estaba “huido”, se le hizo volver y se le ofrecieron 100,000 Reichsmarck para que crease un argumento que convenciese de que los ingleses iban a traer la peste negra, la viruela y el ánthrax. Apuntamos que la industria de los colorantes desembocó en el descubrimiento de los antibióticos y más tarde en la quimioterapia y en las armas biológicas, incluyendo la industria farmacéutica con su tremendo capital, con unos ingresos mayores que todos los presupuestos militares globales combinados. Robert Koch cometió fraude científico no respetando el primer postulado; pudo cultivar algunas bacterias, pero no pudo encontrarlas en cada individuo "enfermo". Esto sigue siendo así al día de hoy. Nunca pudo reproducir la "enfermedad" como dicta el tercer postulado, ni pudo de nuevo aislar el mismo patógeno a partir de estos organismos. Este es el período en que se introdujeron los brutales experimentos con animales. ¿Cómo nació la idea del virus? El equivalente francés de Koch era Luis Pasteur, el estafador científico empleado por los franceses que estaban en guerra con Alemania en 1872. Los muertos fueron más tarde declarados como víctimas de una "epidemia" de viruela. Los alemanes clamaron que habían sido los franceses y los franceses clamaron que habían sido los alemanes. Pasteur, que conocía por Bechamp y otros científicos qué es lo que las bacterias pueden hacer y qué es lo que no pueden hacer, en primer lugar negó el nuevo conocimiento con el fin de mantener la connivencia con la iglesia. Afirmó haber hallado la prueba de la “creación primordial”, solo para adoptar la posición contraria después (una vez había sido adoptado por el Estado), asegurando que todo estaba equivocado. Dijo que las bacterias eran un continuum, que eran esporas y que no podían haber sido creadas en la “sopa primordial”. Pasteur vendió estas ideas como suyas, pero ya sabía de antemano lo que las bacterias podían y no podían hacer y se le otorgaron algunos méritos por esto. El mismo Pasteur, que sabía que las bacterias no podían causar "enfermedades", aplicó un truco. Para sostener el modelo de la doctrina de los humores y de la "enfermedad" sobre la que se basa toda la Medicina Occidental, debía postular una toxina causante de la "enfermedad", especialmente debido a que este concepto de "pandemia" era utilizado en muchas ocasiones para suprimir revueltas, para controlar situaciones de hambruna, etc. Todo esto comenzó en las épocas tempranas del Vaticano, creando el miedo a las "enfermedades" y proclamando que la "enfermedad" venía del demonio, igual que en la antigua Grecia. Con el fin de establecer un control total, el Vaticano proclamaba que la "enfermedad" era un castigo de Dios. De esta forma establecieron su poder. Este concepto fue interrumpido durante unos pocos años por los Stauffers. En la época del emperador Otón, en la fundación del Sacro Imperio Romano, contrataron al humanista francés Gerbert de Aurillac con el propósito de establecer un sistema médico que obviamente no existía anteriormente. Dado que la facción del Imperio Romano Oriental se había separado de Roma, solo poseían conocimiento militar, pero no conocimiento técnico. Estaban separados de las universidades y de la cultura. El gótico temprano solo fue capaz de construir pequeñas ventanas, no edificios altos. Eran incapaces de usar planos, ya que el conocimiento de los artesanos y los ingenieros no convergían. Dado que esta conexión había sido interrumpida, no podían utilizar planos para las edificaciones. Podemos ver esto en la arquitectura del gótico temprano: solo pequeñas ventanas, no grandes estructuras. Reclutaron a Gerbert de Aurillac, alias Papa Silvester II, que trajo a los árabes a cada guarnición, a partir de las que se derivaba a los monasterios con el objeto de obtener el conocimiento de los chinos a través de los árabes. Los árabes habían hecho grandes avances en medicina. Dado que en China no existía el concepto de "contagio", existía el concepto de “demasiada o poca energía”. Hay una influencia (del latín influenza) por la reducción y el incremento de la luz y el calor en la primavera y el otoño, pero la idea del "contagio" no tenía cabida, que tampoco forma parte de la Medicina Ayurvédica. Esto típico de la mentalidad bélica, típicamente europea. La idea de la "enfermedad" como algo vil era algo de lo que ya Galeno (el gran médico de Marco Aurelio) se había retractado, alejándose de este concepto y declarando que había podido reconocer que no era el pecado lo que hace que la gente "enferme", sino que más bien es la "enfermedad" lo que conduce al pecado. Hoy en día, si tenemos en cuenta la comprensión de las 5 Leyes Biológicas del Doctor Hamer, esto se está poniendo más de relieve. Encontramos psicosis que pueden ser visualizadas en un escáner de tomografía computarizada como resultado de diversas constelaciones, actividades en el cerebro en diferentes áreas, alteraciones súbitas de la manía a la depresión y otras características. Volviendo a Gerbert de Aurillac, él adoptó su acercamiento y la base de aquel imperio fue humano; sin embargo, esto cambió rápidamente al polo opuesto cuando el Papa Silvester murió poco años después. Después se instalaron los tribunales de la salud a lo largo de todo el Sacro Imperio Romano en la naciones germánicas. El Vaticano no consiguió confiscar todos los documentos en todos los archivos de aquella época, especialmente en las regiones que luego fueron protestantes. De los libros y crónicas de esas ciudades aprendimos que había tribunales de la salud en todo el Sacro Imperio Romano dirigidos por sacerdotes, acompañados por consejeros de las comunidades y ciudades, que decidían quién estaba “sagradamente enfermo” o quién estaba “diabólicamente enfermo”, significando que debían de ser castigados por Dios y expulsados. La palabra alemana para lepra es "aussatz", que significa “expulsar”. Este concepto de lepra-expulsión era idéntico en todas las regiones en las que se preservaron los datos a lo largo del Sacro Imperio Romano a principios del siglo XI. La definición incluía síntomas naturales como la pérdida del cabello, acné, hinchazones, pero también diagnósticos más tramposos como la afirmación de que alguien había tenido una pesadilla. Esta persona podía haber brincado durante el sueño o algo parecido y lo que es más perverso aún: esto pudo tratarse del primer test de SIDA en tiempos del medievo. Tener piel de gallina como reacción a una corriente de aire era un criterio para ser expulsado. La persona era tatuada, recibía su última unción y era forzada a abandonar todos los territorios habitados. Se le prohibía acercarse a cualquier asentamiento bajo la amenaza de pena de muerte. Este era el concepto de “lepra”, aussatz: expulsión, surgió en el siglo XI. Después, tras la aparición de la pequeña Edad de Hielo en 1308, cuando una gran presión migratoria llegó desde el norte, dado que las plantaciones de manzanas y trigo en Noruega se volvieron menos productivas debido al frío severo, afloraron grandes tensiones y hambrunas catastróficas en el nuevo Sacro Imperio Romano, en las regiones germánicas, especialmente después de un fuerte terremoto con epicentro en Friaul en 1348 que devastó muchas ciudades mediterráneas. Esto fue interpretado por los ortodoxos como una señal del anticristo. Dado que la ley y el orden colapsaron debido a que el eje central del comercio (Venecia), así como todas las rutas del comercio y monedas colapsaron también, en este contexto exacto, con la misma y exacta definición de la "enfermedad", fue adoptada por los sacerdotes y los oficiales de las ciudades para declarar a grupos enteros de población como “castigados por Dios” y proclamar que tenían la “peste negra”. Barrios enteros de las ciudades fueron puestos en cuarentena. Se les encerró, se les dejó morir de hambre, se les masacró y se les envenenó tal y como Goethe lo describe. La lepra fue simplemente renombrada como “peste negra”. Después, a medida que el poder de influencia del Vaticano se redujo debido a revoluciones nacionales, la Revolución Francesa, la Revolución Americana, el mismo concepto fue renombrado como “viruela”, pero el principio seguía siendo el mismo. Hoy en día se siguen empleando definiciones de "enfermedades" tales como el SIDA. En cualquier caso, el público era aterrorizado hasta la saciedad cada vez que se declaraba una "pandemia", debido a que podían ser puestos en cuarentena, asesinados y forzados a tomar medicaciones… justo como Goethe lo describió. Mientras tanto, miles morían por falta de comida, había revueltas sociales y los supervivientes aplaudían. Este sistema médico siempre fue inmediatamente represivo en tiempos de crisis. En la historia siempre se ha señalado a la "enfermedad" como algo vil, maligno, “el demonio de la enfermedad”. Este atrapa a alguien, crece y le desgarra como un "cáncer". Sobre todo, que se puede extender y transmitir a otros como un hechizo maligno: el "demonio de la enfermedad". Este miedo era extremadamente prevalente en la sociedad y en este sistema médico, del que surgió la entidad más poderosa de este planeta: la industria farmacéutica, que no va a ceder su poder por voluntad propia. Por eso necesitamos volvernos activos y por eso os proveeré de más información. La idea del “virus” fue creada y a partir de esta idea, derivó el campo de la tecnología genética. Retomando a Pasteur de nuevo, él sabía que las bacterias no causaban "enfermedades". Punto. Suficientes estudios y experimentos fueron llevados a cabo y publicados en Alemania y en otras partes. Entre otros, Max von Pettenkofer, que demostró qué era el cólera y cómo se podía prevenir fácilmente. Pasteur trabajó para hallar un argumento que impidiese a los ingleses navegar por el mar Mediterráneo, de forma que pudiesen ser atacados en Gibraltar. Así que se le ocurrió la idea de que había un nuevo patógeno y que podía producir toxinas y "enfermedades" en un cuerpo humano vivo, le dio el nombre de “veneno” (en latín virus). Esta fue su idea. Dijo que era miles de veces más pequeño que las bacterias, entonces: emplea filtros tan densos que las bacterias no pueden atravesarlos; presiona el líquido del veneno de un animal muerto a través del filtro; inyecta el líquido en el cerebro de un perro que ha sido atado verticalmente a un poste; usa un tercio del volumen del cerebro del perro; el líquido rebosa por el otro lado; el perro convulsiona, ladra, expulsa espuma por la boca y muere. A esto se le llamó “la rabia”. Esto es lo que hizo Pasteur. Pasteur afirmó también que poseía el “antídoto” para promover el concepto de vacuna. Esta agenda de vacunación fue propagada principalmente en Francia. Los alemanes tenían sus antibióticos y su quimioterapia. Pasteur cometió fraude en todas sus iniciativas, pero era lo suficientemente humano como para documentar sus mentiras en diarios que escribía en paralelo a sus libros de laboratorio. Pasteur decretó que esos escritos no debían ser publicados nunca. Su familia, por supuesto, obtuvo una gran fortuna; pero su último hijo varón no obedeció el decreto y filtró estos escritos a la Universidad Americana de Princeton. En 1993, el Profesor Gerald Geison publicó un análisis en lengua inglesa que reveló que Pasteur había cometido fraudes masivos en todos sus estudios; por ejemplo: los animales vacunados que sobrevivían era porque no habían sido envenenados y los animales del grupo de control que murieron sin las vacunas habían sido masivamente envenenados. Este era Pasteur. Pasteur es el inventor de la idea de un patógeno tan pequeño que no puede ser visto a través de un microscopio óptico, pero que siempre crea su veneno: el veneno causante de "enfermedades". Esta idea se apoyaba en la idea de las "enfermedades" que había sido usada durante siglos. Un modelo que estaba basado en la premisa de la guerra, no de la simbiosis, que es como funciona realmente la Naturaleza. Con el fin de solidificar este modelo y obtener una ventaja política frente a Inglaterra, Pasteur postuló la idea de un “virus”, pero no anticipó que existiría un microscopio electrónico en el futuro que tendría un poder de magnificación mucho mayor que el del microscopio óptico; que permitiría observar pequeñas estructuras que no eran visibles anteriormente. Con este microscopio electrónico disponible para la ciencia después de la Segunda Guerra Mundial, fue posible visualizar estructuras mil veces más pequeñas que un bacteria. Observaron esporas que seguían siendo capaces de permanecer con vida. Reconocieron que las bacterias generaban esporas cuando morían lentamente y en el caso de que muriesen rápidamente, cuando eran expuestas a la sequedad o al calor, producían partículas incluso más pequeñas que no permanecían con vida, sino que consistían en proteínas que llevaban un ácido nucleico en el centro y que proveían a otras bacterias (las que habían sobrevivido) de nutrientes, de forma que pudiesen superar la situación de crisis. Esto fue observado en el caso de las bacterias y en otros organismos muy simples: en hongos, en amebas… En mis investigaciones encontré esto en un alga marina muy simple, pero nunca fue observado en ningún humano, animal o planta. Puedes verificar esto con muy poco esfuerzo.
Es distinto a lo que la mayoría cree. ¡No existe tal cosa como un virus causante de "enfermedades"! Las suposiciones acerca de la existencia de los virus se basan en malas interpretaciones que hemos venido arrastrando históricamente y no en engaños o malas prácticas deliberadas como yo mismo había supuesto anteriormente. Actualmente existen nuevos y mejores hallazgos “científicos” que explican el origen, tratamiento y prevención de todo tipo de las llamadas "enfermedades", no solo las “virales”. Incluso, fenómenos tales como la aparición simultánea o próxima en el tiempo de síntomas que hasta ahora habían sido interpretados como consecuencia de contagio mediante la transmisión de patógenos, pueden ser explicados desde otra perspectiva gracias a estos nuevos hallazgos. El resultado es una nueva concepción de la vida, que realmente viene de la integración cósmica de todos los procesos. Esta “nueva” o mejor dicho redescubierta manera de ver las cosas solo pudo surgir fuera de la “ciencia”, entre otros motivos, porque los implicados en las instituciones científicas no cumplen con el primer y más importante deber científico, que es cuestionar y dudar constantemente de todo. De otra manera, ya hubieran descubierto que las interpretaciones erróneas no solo llevan bastante tiempo construyéndose, sino que se han convertido en un dogma gracias a los procesos “anticientíficos” ocurridos en los años 1858, 1953 y 1954. La transición hacia una nueva explicación de la salud, la "enfermedad" y la "curación" solo será posible cuando todos los terapeutas y científicos implicados puedan mantener su reputación intacta. Existen explicaciones, tanto desde el punto de vista histórico como desde la nueva concepción de la biología y de la vida, para todo tipo de emociones, ignorancia y comportamientos. Esta es la segunda buena nueva. La reversión y el perdón son más efectivos cuando mejor se puedan comprender las cosas y aprender para el futuro. Me consta que para mucha gente puede ser difícil de aceptar intelectualmente la explicación de la realidad que ofrezco en este artículo; concretamente para aquellos directamente implicados en el tema, como los médicos, virólogos o aquellos empleados en el sector de la salud en general y en especial para los afectados por diagnósticos erróneos o que debido a estos hayan perdido seres queridos. La propia dinámica de las teorías de la "infección", como en: SIDA, BSE, SARS, MERS, Corona y las diversas gripes animales, puede desembocar en el colapso del orden público. Por tanto, pido por favor que todos aquellos que lleguen a descubrir los hechos concernientes a la “no existencia” de los supuestos virus, traten el tema de una manera lo más sistemática, objetiva y desprovista de emociones como sea posible. La situación existenteTodas las suposiciones que identifican a los virus como agentes causantes de "enfermedades" no son correctas y se basan en errores de interpretación fácilmente reconocibles, comprensibles y demostrables. Las causas reales de las "enfermedades" y de aquellos fenómenos adscritos a los virus ya han sido investigados y están al alcance de todos. En lugar de trabajar con virus, todos los científicos en el laboratorio trabajan con componentes típicos de células o de tejidos que están muriendo. Ellos creen que las células y los tejidos mueren porque han sido "infectados" por un virus. En realidad, esos tejidos y células de “laboratorio” están muriendo de envenenamiento e inanición como consecuencia de las condiciones metodológicas requeridas por el ensayo. En sus ensayos, los virólogos retiran la solución nutritiva en la que conservan a las células y tejidos y los envenenan con antibióticos tóxicos para después exponerlos a sangre, saliva y otros fluidos corporales presuntamente "infectados". Ellos creen, de esa manera, que la muerte de las células y los tejidos es provocada por los virus, pero en realidad ha ocurrido por sí misma sin la intervención de material “infectado” alguno. ¡Los virólogos no han caído en la cuenta de esto! Según la lógica científica, deberían de haberse llevado a cabo necesariamente pruebas de control con este nuevo método descubierto para la supuesta multiplicación de virus, mediante las cuales descartar que el método mismo haya sido el que haya generado dichos resultados o los haya distorsionado. En estas pruebas adicionales, las pruebas de control, deberían haberse adicionado sustancias estériles o tejidos sanos de personas y animales a las moribundas células y tejidos bajo investigación. ¡Estas pruebas de control jamás se han llevado a cabo en esta “ciencia” hasta hoy! En el marco del proceso judicial del virus del sarampión, encargué a un laboratorio independiente la realización de estas pruebas de control, con el resultado de que los tejidos y las células murieron de manera idéntica a como lo habrían hecho si hubieran entrado en contacto con material supuestamente "infectado". El objetivo de las pruebas de control es descartar que el método o técnica empleado sea el que genere el resultado. Las pruebas de control son la máxima obligación y el fundamento exclusivo según el cual un resultado pueda ser considerado científico. Como veremos más adelante, durante el proceso judicial sobre el virus del sarampión, el perito elegido por el jurado determinó que las publicaciones científicas sobre las que se fundamenta toda la virología no contienen ningún tipo de prueba de control. De ahí extraemos la conclusión de que los científicos implicados actúan de manera muy poco científica, sin percatarse de ello. La explicación de esta manera de proceder, incompatible con cualquier pretensión científica, tiene un punto de partida histórico. En junio de 1954 fue publicada una especulación contradictoria y anticientífica, en la que se consideraba la muerte de células y tejidos en un tubo de ensayo como un posible indicio de la presencia de un virus. Seis meses después, el 10-12-1954, el autor de esta deliberación recibió el Premio Nobel de Medicina por otro tema distinto y de naturaleza igualmente especulativa. Con esta distinción, la especulación de junio de 1954 fue elevada al rango de hecho científico y hasta hoy no ha sido cuestionada. Desde entonces, la muerte de células y tejidos en un tubo de ensayo se considera como prueba de la existencia de los virus. Los indicios aparentes de la existencia de los virusAún hay más. La muerte de tejidos/células también es descrita como el aislamiento del virus, ya que (presuntamente) se ha introducido a la muestra del laboratorio material de un organismo externo; sin embargo, en el sentido estricto de la palabra aislamiento, un virus nunca se ha aislado, nunca se ha representado como un todo ni se ha caracterizado bioquímicamente. Las fotos del microscopio electrónico muestran en realidad componentes normales de células y de tejidos muriendo. Ya que los implicados solo creen que los tejidos y las células al morir se transforman completamente en virus, dicha muerte se describe también como multiplicación de los virus. Hasta hoy los implicados solo se limitan a creer, ya que el descubridor de este método publicó un artículo de fe que (gracias a su Premio Nobel) se convirtió en el referente. Esto será ampliado más adelante. Esta mezcla sin purificar, compuesta por células y tejidos muriendo provenientes de monos o fetos de res y por antibióticos tóxicos, es catalogada como una vacuna “viva atenuada” apta para su uso, ya que aparentemente contiene virus debilitados. La muerte de tejido y células a causa de inanición y envenenamiento y no por una supuesta “infección” se interpretó y se sigue interpretando erróneamente como prueba de la existencia de los virus, así como prueba de su aislamiento o de su multiplicación. De esta manera, la mezcla tóxica resultante, considerada como vacuna “viva atenuada”, contiene proteínas y ácido nucleico (ADN, ARN) ajenos al cuerpo humano, antibióticos citotóxicos, así como microbios y esporas de todo tipo. La vacuna se les administra a los niños en el hombro en una cantidad que, de ser inyectada en vena, podría causar la muerte con toda seguridad. Solo en casos de desconocimiento absoluto y de confianza ciega en las autoridades estatales, que “prueban” y autorizan las vacunas, puede alguien describirlas como un “pequeño e inofensivo” pinchazo. Estos hechos demostrables constatan la peligrosidad y negligencia de aquellos científicos y políticos que alegan que las vacunas son seguras, que no causan efectos secundarios y que previenen contra las "enfermedades". Nada de esto es verdadero ni corroborable; al contrario, al mirar el tema de cerca desde una perspectiva científica, no se encuentra ninguna utilidad, solo confesiones sobre la falta de pruebas acerca de su utilidad. De los componentes de células y tejidos muertos se extraen componentes específicos que son erróneamente interpretados como virus y conceptualmente añadidos a un modelo de virus. En la totalidad de la literatura “científica” nunca aparece un virus real y completo. El proceso de construcción de un consenso con respecto a qué es y qué no es un virus, enfrentó a los implicados en arduos debates que se demoraron décadas en el caso del virus del sarampión. En el caso del supuesto Coronavirus-2019 de China (renombrado entretanto a 2019-nCoV), este proceso ha tardado solo un par de clicks de ratón. Partiendo de la sucesión molecular de pequeños fragmentos de ácido nucleico proveniente de células y tejidos muertos, cuya composición bioquímica ha sido previamente determinada, con un par de clicks de ratón y un programa informático se construye, según requisitos, un presunto material genético mucho más largo y en teoría completo, de un virus antiguo o nuevo. En realidad, estas manipulaciones, llamadas “Alignement” (procedimiento de alineación) no arrojan como resultado un material genético “completo” de un virus, al cual se le denomina genoma. Durante el proceso de construcción conceptual de la “cadena de material genético viral”, las secuencias que no encajan se “pulen” y las que faltan se completan. De esta manera se inventa una “secuencia de material hereditario” que ni existe, ni se encuentra como un todo, ni se ha verificado. En resumen: de pequeños trozos, previamente ordenados dentro de un modelo de cadena de material genético viral, se construye conceptualmente un trozo más grande que en realidad no existe; por ejemplo, en la construcción “mental” de la cadena de material genético del virus del sarampión faltan, en los fragmentos de moléculas celulares bajo estudio, la mitad de las sucesiones moleculares que debieran representar un virus. Estas se generan bioquímicamente de manera artificial o directamente se inventan libremente. Aquellos científicos chinos que en definitiva alegan que mediante determinados ácidos nucleicos, provenientes en su mayoría de serpientes venenosas, se ha podido construir el genoma del nuevo virus Corona 2019 de China son víctimas, como todos nosotros, de un desarrollo erróneo a escala global. Cuantas más cadenas de material genético “viral” sean inventadas, tantas más similitudes “coincidirán” con todo lo que hay. Esta equivocación tiene una explicación. Gran parte de la ciencia académica funciona así: una teoría es inventada, uno se mueve dentro de esa teoría, se le denomina ciencia y se presupone que este actuar reflejaría la realidad, cuando la realidad es que solo refleja aquella suposición original. Los test de los virusAnte la falta de pruebas de control, los involucrados hasta hoy aún no se han dado cuenta de que los test de detección de “virus” siempre detectan como “positivos” a un determinado número de personas en función de cómo de sensible se configure el procedimiento de la prueba o test. Para la comprobación del supuesto virus se emplea una plantilla que realmente no proviene de ningún “virus”, sino de los tejidos, células y suero (sangre sin componentes sólidos) fetal con los que se ha trabajado, provenientes principalmente de animales como monos y vacas. Ya que estos animales y las personas son bioquímicamente muy parecidos, está claro que sus componentes, los cuales son erróneamente interpretados como “virus”, van a ser detectados en todas las personas por el procedimiento del test del virus. Algunos “virus” y sus respectivas vacunas (no el “virus del sarampión”) proceden de fetos abortados humanos. Resulta obvio que por un lado los test detectan únicamente moléculas presentes en cualquier ser humano; por otro lado, que las vacunas pueden desencadenar reacciones alérgicas muy peligrosas definidas como “enfermedades autoinmunes”. El empleo de suero fetal, considerado tejido líquido, ralentiza enormemente la muerte de las células y de los tejidos bajo estudio, hasta el punto de que sin su utilización los experimentos difícilmente podrían llevarse a cabo. Solo el empleo de suero fetal sirve a los científicos (ni el suero de seres vivos adultos ni ningún otro producto sintético es equivalente) y este no solo está altamente contaminado, sino que además se obtiene de la manera más cruel posible de fetos animales y de sus madres, sin anestesia alguna. Contiene todos los tipos de microbios conocidos e imaginables, sus esporas y una cantidad desconocida de proteínas. De este suero fetal se obtienen (así como de tejidos de riñones de simios) los componentes que conceptualmente conforman el modelo de virus, que no existe en realidad y que la totalidad de la literatura “científica” nunca ha podido demostrar como un “virus” completo. Estas sustancias son las bases de las vacunas, lo que hace entendible porqué especialmente las personas vacunadas son más proclives a resultar “positivas” en todos los “test” de virus a los que se sometan. Los test solo comprueban la presencia de los componentes animales de los supuestos “virus”, tales como proteínas animales y ácidos nucleicos que frecuentemente son idénticos o parecidos a las proteínas y ácidos nucleicos presentes en humanos. Los test virales no comprueban nada específico y en ningún caso la presencia de un “virus”, de manera que no tienen ninguna validez. Solo sirven, como en el caso del Ebola, VIH, gripe y demás, para causarle un shock paralizante a la persona, que por sí mismo puede llevarle a la muerte o a un tratamiento erróneo más o menos peligroso o mortal. Cabe aquí mencionar que todas las pruebas de detección de un virus nunca dicen “sí” o “no”, sino que se configuran de manera que solo a partir de una determinada concentración se valora una muestra como “positiva”. De esta manera, muchas, pocas o ninguna persona o animal pueden arbitrariamente resultar positivos en función de cómo se haya configurado el test. La dimensión de esta ilusión científica queda patente tan pronto como síntomas “normales” son descritos como: SIDA, BSE, gripe, SARS, sarampión, etc. exclusivamente cuando se presenta un resultado “positivo” de un test. Detalles determinantesHasta 1951, creían los virólogos que un virus era una proteína o una encima tóxica directamente venenosa y que de alguna manera se multiplicaba dentro del cuerpo humano y se propagaba entre humanos y animales. La medicina y la ciencia descartaron esta idea en 1952, ya que los supuestos virus nunca fueron visibles bajo el microscopio electrónico y, ante todo, porque sí se llevaron a cabo pruebas de control. De esta manera se reconoció que también en la descomposición de los órganos y tejidos de animales sanos se generaban los mismos deshechos que anteriormente se catalogaban como “virus”. La virología se había contradicho a sí misma y se había rendido. La esposa de Francis Crick, posteriormente galardonado con el Premio Nobel, dibujó en 1953 una doble hélice y la publicó en la famosa revista científica Nature como un presunto modelo científico de un material genético, lo cual desencadenó un revuelo y una expectativa con muchas consecuencias posteriores y dio origen a la llamada genética molecular. Ahora se buscaban las causas de las "enfermedades" en los genes. La idea de lo que era un virus cambió de la noche a la mañana: ya no era una toxina, sino una secuencia genética peligrosa, un material hereditario, una peligrosa cadena de material genético viral. Fueron químicos jóvenes los que fundaron la nueva virología del gen, que no tenían ni idea de biología ni de medicina, pero contaban con recursos ilimitados para investigar. Ellos mismos no sabían que la vieja virología se había rendido. Hace más de 2,000 años dijo Jesús: “perdónalos, porque no saben lo que hacen”. En el año 1995 pusimos la pregunta de la demostración y publicamos las respuestas, podemos añadir: porque no pueden admitir que lo que han aprendido y practicado no es cierto, aún más, que es peligroso para la salud. Hasta la fecha nadie ha tenido la amplitud de miras ni el valor de decir la verdad y se han desarrollado todo tipo de conceptos carentes de demostración científica acerca del “Sistema Inmunitario” o de la “Epigenética” para sostener unas teorías inventadas y ajenas a la realidad. En 1858 se elevó al rango de dogma la teoría de las células y de la "enfermedad" causada por un veneno (lat. Virus) de Virchow y de ella se derivó por primera vez, por lógica forzosa, la idea de un virus no definido. Después se originó la idea de las bacterias como causantes de "enfermedades", luego la idea de las toxinas bacteriales, posteriormente la idea del virus-toxina hasta la renuncia de dicha teoría en 1952. Desde 1953 se desarrolló la idea del virus-gen a partir de la idea original de Virchow del veneno causante de "enfermedades" y esta sirvió como base para la elaboración de la teoría de los "genes cancerosos". La “guerra contra el cáncer” se fundamentó durante la era Nixon y posteriormente la idea del gen capaz de cualquier cosa. Todas las ideas acerca de los genes fueron completamente contradichas en el año 2000, cuando se publicó con datos incoherentes el llamado Proyecto Genoma Humano con la ridícula afirmación de que había podido descifrarse todo el genoma humano aún cuando más de la mitad tuvo que ser inventado. Hasta hoy, la población no es consciente de que los académicos implicados muy difícilmente van a reconocer parte de su culpa en estos desarrollos erróneos con tan enormes repercusiones. Los mal llamados bacteriófagosLos llamados bacteriófagos o fagos fueron el modelo para la idea (desarrollada en 1953) del virus-gen en el cuerpo humano, los animales y las plantas. Su existencia se conocía desde 1915, pero no fue hasta la introducción del microscopio electrónico en 1938 cuando se pudo fotografiar a estos fagos, aislarlos completamente como partículas, determinar y caracterizar bioquímicamente todos sus componentes de una vez. El aislamiento, que conlleva concentrar las partículas y separarlas de todos los demás componentes, para posteriormente fotografiarlas y caracterizarlas aisladas químicamente, nunca se ha llevado a cabo con los supuestos virus que afectan a humanos, animales y plantas por el mero hecho de que no existen. Los investigadores de bacterias y fagos que, por el contrario, sí trabajan con estructuras reales, son los que aportan el modelo de cómo podrían verse los virus que afectan a personas, plantas y animales. Estos “especialistas en fagos” han pasado por alto en su caracterización como devoradores de bacterias, que el fenómeno de la creación de estas partículas no es más que un efecto extremo del cultivo de bacterias de manera endogámica en laboratorio. Este efecto, la formación y liberación de fagos (devoradores de bacterias, alias virus de las bacterias), no se encuentra en bacterias auténticas recientemente obtenidas de organismos o del entorno. Las bacterias no cultivadas se transforman en las conocidas como formas de supervivencia, las esporas, cuando a dichas bacterias se les retiran lentamente las soluciones nutritivas o las condiciones de vida se vuelven imposibles. Esta forma de espora les permite sobrevivir largo tiempo o hasta “infinitamente”, de manera que una vez que vuelvan a darse las condiciones de supervivencia necesarias, de esas esporas volverán a surgir automáticamente nuevas bacterias. Sin embargo, si estas bacterias son aisladas para luego ser repetidamente multiplicadas, pierden poco a poco todas sus cualidades y capacidades. Muchas de ellas mueren durante el proceso de cultivo endogámico, pero no automáticamente, sino que se transforman abruptamente en pequeñas partículas que, dentro de la concepción de la teoría del bien y el mal, son interpretadas erróneamente como bacteriófagos. En realidad, estas bacterias están constituidas por los “fagos” y se reconvierten nuevamente en estas formas de vida cuando las condiciones de supervivencia no son la idóneas. Günther Enderlein (1872–1968) describió este proceso de generación de bacterias a partir de estructuras invisibles, así como su evolución a formas más complejas y su vuelta a la etapa anterior. Con base en estos motivos rechazó la teoría de las células, según la cual la vida procede de las células y está celularmente organizada. Yo mismo, siendo un joven estudiante, aislé uno de estos “fagos” encontrado en un alga marina y en su momento creí haber descubierto el primer virus “inofensivo”, el primer “sistema de virus-huésped”. La concepción de que las bacterias son organismos que pueden vivir autónomamente sin otros seres vivos, no es correcta. De manera aislada mueren automáticamente transcurrido un tiempo. Los implicados no han caído en la cuenta de que tras el “aislamiento” exitoso de una bacteria, una parte de la muestra se congela y se trabaja con ella durante décadas. El concepto de la bacteria, la idea de que puede ser un organismo vivo autónomo, es un artefacto de laboratorio, es un error de interpretación. La suposición resultante de que las bacterias no mueren es también incorrecta. Las bacterias son inmortales únicamente cuando se encuentran en simbiosis con muchas otras bacterias, hongos y posiblemente con muchas otras formas de vida desconocidas o difícilmente caracterizables, como las amebas. Las amebas, las bacterias y los hongos crean esporas tan pronto como las condiciones de vida dejan de ser las óptimas y "despiertan" tan pronto como estas vuelven a un nivel óptimo. Si se compara con el ser humano, se llega a la misma conclusión: sin un entorno vivo, del cual y con el cual se pueda vivir, nada puede existir. Esto va más allá. No solo la concepción antes mencionada se cae por su propio peso, también la idea y la suposición del hecho aparentemente comprobado de una materia muerta. Las observaciones y suposiciones de una “materia activa” (como los físicos la denominan) y animada es desestimada como vitalismo anticientífico; sin embargo, existen indicios de que todos los elementos a los que la “opinión predominante” de la “ciencia” no les concede ninguna fuerza vital, se desarrollan desde la sustancia original de la vida: la sustancia de la membrana del agua. De los elementos se originan los ácidos nucleicos y en torno a ellos la vida biológica en forma de: amebas, bacterias, tardígrados (osos de agua) y otras formas cada vez más complejas. Hay 2 saberes que fundamentan este enfoque. El primero puede uno verlo en sí mismo y en otros, en concreto que la vida biológica en forma de nuestro cuerpo es una materialización de unidades de conciencia. Las interacciones y cambios concretos de nuestros órganos y la psique, causados por choques de información, como por ejemplo una palabra hiriente o liberadora, son entendibles y corroborables en uno mismo y en otros, permitiendo una cierta predecibilidad y cumpliéndose los 3 criterios de la caracterización científica. Estos conocimientos y este saber acerca de las interrelaciones nos libera de la mentalidad dualista de bueno-malo llena de miedo y de los consiguientes patrones de conducta. Con esta iluminadora comprensión se explican los fenómenos de la "enfermedad", la "curación", las crisis en los "procesos de curación", los bloqueos en dichas "curaciones" y los fenómenos de la sucesión de "enfermedades", alias "contagios" en la antigua manera de pensar. ¡Virus, es hora de que te vayas! La pesadilla de los científicos materialistas parece haberse hecho realidad: la materia, en apariencia inanimada, es materia animada y vital. El vitalismo, según el cual hay una fuerza vital inherente a todo, fue combatido por los filósofos griegos post Socráticos, Demócrito y Epicurio y por la Ilustración que se remitió y legitimó expresamente en ellos. La fundamentación explícita era evitar que se repitiera el abuso de la fe que se había dado a lo largo de la historia. Hasta aquí todo bien. Los ilustrados obviaron, sin embargo, que al negar y desestimar como no cuantificable a la conciencia, al espíritu y sus áreas de efecto, se convirtieron ellos mismos de manera no intencionada en destructores de la vida y en enemigos mortales del hombre. Ellos adaptaron en su concepción materialista del mundo, punto por punto, todas las interpretaciones históricas del dualismo del bien y el mal, características de los filósofos, las religiones y los teóricos del estado. Estas interpretaciones del bien y el mal, descubiertas y descritas por Silvio Gesell (en el campo de la medicina) y por Ivan Illich (en general), se incrementan constantemente por motivos de beneficio económico, con consecuencias fatales. Nuestro sistema monetario, con su inherente imposición de crecimiento constante y creciente, genera catástrofes cíclicas y conlleva ganadores cada vez más poderosos, simultáneamente con pobreza y miseria crecientes. Los implicados, que desconocen los obstinados y matemáticos mecanismos propios del sistema monetario, interpretan esto como la existencia de un principio independiente de maldad. Las personas éticamente puras del lado de los ganadores entienden sus ganancias, inevitablemente generadas, como gracia o elección divina. Esto no solo fue la base del maniqueísmo (Mani: fundador de la religión, sus seguidores: maniqueos), sino que además fue y es la fuerza de empuje de los aspectos peligrosos y las repercusiones de la industrialización, como ya detectaron Max Weber y otros. Resurrección de la virología abandonada en 1951/1952
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