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Este material ha sido revisado y rectificado por la Escuela de las Leyes Biológicas en cuanto a contenido técnico, vocabulario y forma. Lista de artículos:1. La leucemia.
La leucemia no es una “enfermedad”, sino mas bien la Fase Pcl de un conflicto de desvalorización que involucra a la médula ósea, en donde se producen las células sanguíneas como los eritrocitos (células rojas de la sangre) y los leucocitos (células blancas de la sangre). De manera incuestionable, la médula ósea puede ser dañada a través de la contaminación toxica, por ejemplo: la radiación nuclear (como lo hemos observado en Chernobyl en 1986). Después de la exposición a la radiación, la médula ósea produce grandes cantidades de células sanguíneas “inmaduras” rojas y blancas, llamados eritroblastos o leucoblastos, los cuales desempeñan un papel vital en la reconstrucción del tejido óseo, incluyendo la médula. En la Medicina Oficial este proceso es llamado, una “reacción leucémica”. La Medicina Oficial etiqueta a estos leucoblastos como células malignas, aún cuando estas no tienen la capacidad de dividirse y multiplicarse. Por el contrario, después de unos pocos días estas son degradadas en el hígado y excretadas rápidamente. Debido a que los eritroblastos “inmaduros” son más grandes en tamaño que los eritrocitos “normales”, incluso se asumió que estos podrían obstruir los vasos sanguíneos. Esta es una afirmación infundada, ya que el lumen de los vasos sanguíneos se expande de 3-4 veces en tamaño durante la Fase Pcl leucémica vagotónica. Por lo tanto, no existe riesgo de que los vasos puedan ser obstruidos. Además, ningún patólogo ha observado nunca vasos sanguíneos obstruidos por eritroblastos. El argumento de que no hay suficientes leucocitos en el torrente sanguíneo durante la Fase Leucémica es también incorrecto, porque a pesar de cuántos leucoblastos “inmaduros” se puedan encontrar, siempre se tienen de 5,000-10,000 leucocitos “normales”, que son más que suficientes, considerando que la sangre se encuentra diluida durante la Fase PclA. Después de la exposición a radiación, durante la reconstrucción de la médula ósea, la cuenta de células
blancas sanguíneas básicamente se regula a sí misma. Dependiendo de la extensión del daño de
la médula ósea, el número de leucoblastos puede incrementar a más de un millón. Los conflictos de desvalorización son probablemente los más frecuentes en los seres humanos y en los animales que se le parecen. Si la actividad del conflicto es intensa y dura un largo período de tiempo, el individuo puede morir como resultado de la anemia causada por la pérdida de médula ósea, en donde se producen las células rojas de la sangre. Con la solución del conflicto de desvalorización, la Fase PclA leucémica trae consigo un incremento significativo de leucoblastos, que son leucocitos “inmaduros”. Los síntomas típicos de la leucemia son fatiga y fiebre. También durante la PclA existe un descenso de eritrocitos y leucocitos, pero solo en términos de números. Esto es por el agrandamiento de los vasos sanguíneos (característico de la Fase Vagotónica) y la dilución de la sangre con el suero sanguíneo. Al mismo tiempo, si estuvo implicado el tejido óseo, a menudo se sufre de mucho dolor debido a la distensión del periostio (capa ectodérmica con sensibilidad interna que cubre al hueso) en la localización donde previamente estuviese la osteolisis (agujeros y huecos) del hueso en la Fase Activa y que ahora se encuentra recalcificándose. Ambos, dolor y fatiga, sirven a un propósito biológico que es descansar. En esta etapa los huesos pueden romperse fácilmente, por lo que estar en reposo realmente disminuye el riesgo de fracturar al hueso. En los niños la osteolisis del hueso (pérdida de tejido óseo durante la Fase Activa) usualmente es generalizada, porque los niños tienen a menudo conflictos generalizados de desvalorización; por ejemplo: “mamá ya no me quiere, solo se preocupa por mi hermanito”. La Medicina Oficial no está interesada ni en el cerebro ni en la psique. Citando al pediatra Prof. Niehammer: “¡de ningún modo los niños, particularmente los lactantes, pueden sufrir ningún conflicto!” Los médicos están locamente obsesionados en disminuir artificialmente el número de leucocitos, proceso que naturalmente ocurre mientras la médula ósea se está reconstruyendo. Eso sin mencionar que durante este tiempo la psique también cambia y lo mismo ocurre en el área del cerebro (Sustancia Blanca) desde donde este particular “Programa Especial de la Naturaleza con Sentido Biológico” es dirigido y controlado. Los tipos de leucemia- Aguda: indica un proceso de reconstrucción leucémico de primera vez. Las leucemias monocítica, mieloide y linfática pueden ocurrir simultáneamente durante la Fase Leucémica; estas también pueden alternarse entre una recaída y la siguiente. La leucemia linfoblástica es un tipo de leucemia en la cual los linfoblastos se encuentran tanto en la sangre periférica como en la medula ósea. Son llamados “linfo” porque se asume que estos son producidos en los nódulos linfáticos. En el pasado, la leucemia en los adultos mayores y la leucemia linfática (linfoblástica) en niños muy pequeños eran consideradas como enteramente inofensivas, no como tipos genuinos de leucemia. Ningún pediatra hubiera realizado una punción de la médula ósea porque una revisión después de 3 meses usualmente mostraba que la leucemia se había ido. ¡Un hecho es que cada caso de lumbalgia (dolor en la espalda baja) se acompaña de una pequeña leucemia! Cuando nos damos cuenta de todo esto, nos percatamos de que nadie, particularmente ningún niño, debería morir de leucemia. De hecho, hablamos de la “buena fortuna de la leucemia” basados en la comprensión de la leucemia como signo positivo de que el correspondiente conflicto de desvalorización ha sido resuelto y de que los síntomas tienen siempre un significado biológico. La administración de quimioterapia o de morfina en esta etapa es pura demencia. Contradice completamente la reconstrucción biológica natural que se está llevando a cabo. La insensatez de los tratamientos convencionales radica en el hecho de que ambos, quimio y radiación, dañan a la médula ósea justo cuando esta se encuentra en proceso de recuperación. A menudo, el daño del tratamiento es tan severo que la médula ósea no tiene ninguna oportunidad de recuperarse. La culminación de esta locura es el tan llamado “transplante de médula ósea”. Primero, la médula ósea es destruida por completo a través de quimio “terapia” y radiación; luego la médula ósea de un donador (ocasionalmente también la médula ósea propia en una fase de remisión) es inyectada en el torrente sanguíneo con la esperanza de que las células echen retoños como si fuesen hongos, en la ahora destruida médula ósea. Hasta ahora, ningún investigador ha sido capaz de ubicar o seguir la migración de células de médula ósea donada a la médula ósea del receptor, en donde supuestamente prosperan. El caso es exactamente lo contrario: las células del donador son rápidamente descompuestas y no se detectan más. Los únicos que sobreviven son aquellos cuya médula ósea no ha sido completamente destruida previamente con el tratamiento de quimio y radiación. Esta es la única oportunidad en que se le permite a la médula ósea regenerarse. Ahora entendemos porqué ningún doctor llevaría a cabo nunca tal tipo de “tratamiento” en sí mismo o en sus familiares. Dr. Winkler, Centro de Leucemia de Münster, Alemania: “después de 4 semanas de régimen de quimio, las células cancerígenas no son ya detectables bajo el microscopio. A pesar de eso, debemos continuar otros cinco meses de terror” (Spiegel, 1991/47, p.336).
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