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Este material ha sido revisado y rectificado por la Escuela de las Leyes Biológicas en cuanto a contenido técnico, vocabulario y forma. Lista de artículos:1. La atención de los síntomas o de la causa.
Hemos visto que cada proceso extraodinario en el cuerpo es una respuesta equilibrada a eventos inesperados que ponen en riesgo la supervivencia. Del pequeño "resfrío" al "tumor", todo tiene un sentido biológico con respecto a la función del órgano y del tejido involucrado. En la mayoría de los casos, la llamada "enfermedad" se manifiesta con sus síntomas solamente en la 2.ª Fase de Restitución de los tejidos: la fiebre y los dolores son procesos "calientes" que tienden a mantener al organismo en reposo para conseguir una rápida recuperación de la fisiología normal del órgano que había entrado temporalmente en su Programa Especial. Cuando un evento inesperado sucede una sola vez y el organismo reacciona ante el peligro, el proceso se cierra en un solo ciclo; por ejemplo: cuando algo está en mal estado y el intestino responde con un Programa Especial, aumentando la peristalsis para evacuar rápidamente el bocado indigesto o invierte la dirección de la peristalsis si el camino es más corto. Muy simple y lógico. En este caso se podrán sentir algunos dolores abdominales y al solucionar el problema del bocado en mal estado, expulsándolo, el Programa Especial se frena en una fase de momentáneo reposo de la peristalsis para luego recuperar la operatividad normal. ¿Cómo intervenir cuando uno se siente mal? Para una reacción breve y soportable no hay necesidad de intervenir porque el cuerpo sabe perfectamente lo que está haciendo y es solo cuestión de dejarlo cerrar el ciclo. Si los dolores fuesen fuertes, molestos y prolongados, se podrán aliviar con medicamentos efectivos o auxiliándose de terapias de cualquier tipo en las que usted confíe. Llamamos a este proceso "monocíclico" cuando el cuerpo reacciona, resuelve la amenaza y vuelve a la normalidad. Es esto lo que sucede normalmente en la naturaleza; sin embargo, hay alguien que, con particular diligencia, hace algo extraño: el ser humano es un ser que se destaca en el Cosmos por su capacidad de repetir indefinidamente actitudes que le provocan un daño. ¿Cuántas veces nos encontramos en la vida repitiendo la misma situación, los mismos errores, pateando repetidamente la misma piedra? El cuerpo a cada situación repetida responde con el Programa Especial específico que conoce para sobrevivir, pero cuando no permitimos que tenga tiempo de completar el ciclo, nos encontramos instalados en un largo e ininterrumpido proceso extraordinario, con síntomas que perduran, tornándose crónicos. En estas condiciones es lícito buscar aliviar los síntomas con todos los medios disponibles, pero también es claro que si el ciclo no se logra terminar se convierte en una lucha contra sí mismo. Como si se buscase secar un charco con una toalla, mientras continúa lloviendo torrencialmente. Es aquí que las terapias sintomáticas fallan, porque actúan exclusivamente sobre el síntoma, no teniendo la posibilidad de intervenir sobre la posición del organismo, repetitivamente inestable en su ambiente. Si la persona quiere verdaderamente salir de esto debe ponerse en una posición de disponibilidad para hacer algo distinto. "Esta actitud mía me ha permitido sobrevivir hasta hoy, pero ahora, en el mundo en que me encuentro, veo que no funciona más, de este momento en adelante abandono el esquema repetitivo y tengo la libertad absoluta para ir en cualquier otra dirección". Salir de la actitud repetitiva, nociva y limitante, yendo a la causa y no al síntoma, abre una grieta, una pequeña luz que permite tener en cuenta distintas posibilidades para tomar un camino que no se eligió antes, una nueva modalidad de afrontar la situación con el intento de evitar caer continuamente en el mismo lugar. En definitiva, se trata de un enfoque que ayuda a salir de la rutina no biológica que mantiene al organismo en alerta continua. Frecuentemente es solo cuestión de un pequeño movimiento de algunos milímetros, como un avión que despega de París y va siempre a Nueva York, si se desplaza la trayectoria medio grado, para sorpresa pueden encontrarse en México y esto puede incluso gustarle. Luchar para aferrarse consolida los esquemas, pero soltar y ser flexible abre infinitas posibilidades a la vida.
Incluso si estás rodeado de mucho afecto y personas competentes, en el momento de una elección importante estás solo en un enfrentamiento contigo mismo y por esta razón necesitas más que nunca estar atento. Elegir y emprender cualquier camino hacia la salud implica un acto de presencia, que no siempre es fácil de implementar.
El médico y los medicamentos pueden ayudarnos en caso de síntomas desafiantes, pero el proceso de restitución lo hace el cuerpo, la persona en su totalidad, de acuerdo con sus sentimientos profundos, sus creencias y con sus deseos e intenciones, que a menudo ni siquiera ella misma conoce. Si me siento condenado, cualquier intervención sería ineficaz, por esta razón las intervenciones en algunas personas funcionan y en otras no.
Si la persona no está en esta posición por su propia intención, sino que actúa según el impulso y el deseo de otra persona (en particular de amigos y parientes, pero también del médico o terapeuta), será llevado a "probar de todo" con una creencia mental solamente; incluso si "él quiere" (mentalmente) no tendrá la fuerza para emprender ningún camino con presencia. Se arriesgaría a encontrarse constantemente teniendo dudas que minarían su capacidad de discernir lo que es más útil y funcional para él, paso a paso y los resultados se verían comprometidos. Si la persona se mueve con el fin más o menos consciente de tranquilizar a un ser querido, la fuerza que se necesita para sentirse en la dirección correcta sería deficiente y cualquier camino sería ineficaz. Comenzar por la elección personal es el primer paso esencial para probar cuánto estoy dispuesto a hacer para recuperar las riendas de mi vida. Después de todo, soy el mejor experto en mis problemas, ¿quién más?
Si tuviera que resumir este artículo, dos palabras serían suficientes: "Integrar la experiencia", pero creo que es mejor comenzar a diseccionar el tema y dedicarle el espacio que merece. Cuando uno comienza a estudiar las 5 Leyes Biológicas resulta espontáneo mencionarlas deteniéndose en un nivel de conocimiento aproximado, practicando un ejercicio intelectual puro. Lo que se requiere con el tiempo es la experiencia concreta y en un paso posterior, la integración de ellas o hacerlas tan propias que podamos sentir profundamente que tenemos un valor agregado en comparación con lo que teníamos antes. Es la integración lo que hace la diferencia en la gestión del miedo a la "enfermedad". Cuando comparto experiencias con ellos me doy cuenta de que se consideran a sí mismos "supervivientes" dándole una identidad "maligna" e ineludible al "enemigo" con el que han tenido que combatir. Esta actitud, sin embargo, los deja con miedo de volver a encontrarse con él y les priva de la fuerza necesaria para enfrentar nuevos desafíos. No han tenido la oportunidad de poder conocer, experimentar e integrar a su "enemigo", por lo que es un proceso biológico en curso que, además de no tener ninguna característica de "error de la naturaleza", incluso tiene un sentido de existencia propio de ese órgano, en ese momento y en ese único individuo. Ahora le preguntaría: "pero si ahora el médico te ha definido como "curado", ¿cómo reaccionarías si tuvieras que, por segunda vez, enfrentar de nuevo una "enfermedad diagnosticada como maligna"? No me considero una "sobreviviente" porque no he peleado nada, sino que he experimentado y observado la sucesión de las Leyes Biológicas precisas.
No me aislé esperando el proceso de "autocuración", busqué ayuda y apoyo incluso con el uso de medicamentos para el manejo de síntomas intensos y no ha terminado aquí.
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