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Este material ha sido revisado y rectificado por la Escuela de las Leyes Biológicas en cuanto a contenido técnico, vocabulario y forma.
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Lista de artículos:

1. ¿Los alimentos justos para estar bien?

 

1. ¿Los alimentos justos para estar bien?

Mauro Sartorio 5LB Magazine Articulos Leyes Biologicas Nueva Medicina Germanica

Un flagelo en la Medicina Oficial, hoy más que nunca, está dado por la comunicación en el campo de la nutrición. Los estudios sobre alimentación se basan en correlaciones estadísticas que no pueden establecer nexos causales reales, son distorsiones donde muy frecuentemente la información puede encontrarse en una discordancia tal que anula su utilidad y su sentido.

Un ejemplo fantasioso de un estudio observacional que produce un "efecto cigüeña" es un silogismo:

- En las sociedades desarrolladas se comen más manzanas, en el tercer mundo se comen menos.
- En las sociedades desarrolladas se mueren más personas de "cáncer" que en el tercer mundo.
- Comer manzana aumenta el riesgo de "cáncer".

Parece absurdo este método de observación, que es el más difundido, transforma trágicamente el "factor de riesgo" en "causa", siendo un instrumento muy eficaz para comunicar cualquier cosa y su contrario.

Uno de los estudios más citados que relaciona alimentos y "cáncer" toma en consideración 50 ingredientes comunes bajo sospecha de ser "cancerígenos" (en por lo menos 10 estudios distintos), entre ellos: sal, pimienta, harina, huevo, pan, cerdo, cordero, mantequilla, tomates, limones, pato, cebolla, apio, zanahoria, perejil, nuez moscada, cerezas, aceitunas, champiñones, leche, café, queso, tocino, azúcar, langosta, patatas, té, ron, naranja, ternera, mostaza, nueces, vino, guisantes, maíz, canela, etc...

La investigación resalta cómo frecuentemente los aspectos que refuerzan a un estudio son presentados de cierta manera para que sean accesibles al periodismo y a la gente común, mientras que los puntos débiles quedan escondidos en el texto no disponible al público. Evidencia que asociaciones como All Trials subrayan y combaten desde hace tiempo el efecto de sesgo de publicación, aquella tendencia de publicar pequeños resultados de manera llamativa en los medios y de omitir resultados nulos o negativos.

Entonces, ¿qué comer y qué no? ¿qué información debemos tener en cuenta para la dieta? ¿cuál es la comida más saludable y la menos saludable?

Quien vive de acuerdo con su propia biología no tendría la posibilidad de hacerse esa pregunta: ¿qué hace la cabra para saber si una hierba es venenosa y otra no? No se lo pregunta, simplemente la olfatea, si le parece bien la come y si no la evita. La cabrita usa su sensorialidad arcaica inervada por el Paleoencéfalo, diseñada y comprobada por 4 mil millones de años justo con esta función básica en la nariz, los ojos y la boca.

Veamos cómo funciona esta sensorialidad apta para analizar el bocado: tomas un hongo azulado con puntos amarillentos, no te convence y lo dejas allí. Tomas un tenedor de pasta y la hueles: ¿buena? Si. La metes en la boca: ¿buena? Mmm, no me gusta y la dejo allí. Tal vez los primeros 3 bocados van bien, pero al cuarto no te dice más nada y lo dejas.

Observa cómo hace el gato. Se acerca, olfatea, prueba, olfatea otra vez, saborea, mordisquea, avanza. No significa que si un bocado le va bien en ese momento, le vendrá bien siempre. Cada vez lo vuelve a examinar.

El cuerpo sabe qué cosa le sirve y lo experimenta con el olfato y el gusto arcaicos (si es comestible; no es comestible o es peligroso) y a través de sensaciones internas se dispone a buscar ciertos alimentos (azucarados, frescos, calientes, secos, húmedos, ácidos, alcalinos) en momentos específicos.

Si, por ejemplo, una mañana la gran curvatura del estómago se encontrase en la Fase PclA, reduciendo la producción de jugos gástricos, podríamos percibir unas ganas naturales de comer alimentos ácidos (cítricos, yogur, etc.).

Cuanto menos procesado y elaborado es el alimento, mejor funciona nuestro sistema papilar y olfativo, pero sin complicar demasiado las cosas porque cuanto más se complica, más se aleja uno de sí mismo. ¿Absurdamente reduccionista?, sin embargo, hay una educación generalizada de comer con la cabeza en vez de hacerlo con los órganos diseñados para ello: el aparato digestivo.

Las creencias, los hábitos sociales y las fobias con frecuencia trabajan en desacuerdo con lo que en esta simplicidad desarmante sería de gran ayuda a nuestro cuerpo, creando un estado de conflicto entre lo que es "aquí y ahora en mi cuerpo" y lo que "hay que comer." La relación natural no conflictiva con los alimentos es el modo animal de nutrirse, el más cercano a nuestro ser. Como sabemos, la distancia que creamos con nosotros mismos activa los Programas Especiales, según las Leyes Biológicas que son precisas.

Algunos ejemplos de la fricción que se genera, entre creencias mentales y la pura necesidad biológica:

- El intestino absorbe (en la fisiología normal) 15 litros de gas por día (además de líquidos y nutrientes), que son producto de la fermentación durante la digestión. "No como pizza porque me han dicho que el queso y la harina me hacen mal y a pesar de tener la posibilidad y el deseo, lo evito". En esta percepción visceral sobre un alimento dañino, el duodeno entra en su Programa Especial. Llega el día que me concedo no cumplir la regla y es ahí cuando el organismo se relaja y el duodeno entra en la Fase PclA con síntomas molestos. Inmerso en mi idea de alimento que no me hace bien, comer la pizza me confirma que me hincha la panza (la reacción orgánica e inmediata), en un rápido paso reforcé la regla de que "la pizza me hace mal". Tal vez no concuerde que solo me sucede con la pizza y no con el queso o la harina cuando los como en otra forma.

- Me han dicho que soy alérgico a las harinas y alguno me dice que coma un poco de pan para derrotar mi alergia: cuando el bocado es percibido como "no bueno", aún si son 2 gramos de alimento, lleva una carga de miedo tal que hace que visceralmente sea visto como veneno. Incluso si es un simple pan y a ningún otro le hace ningún efecto, luego de unos minutos me pongo pálido con sensación de náuseas y dolor abdominal: la peristalsis se pone en la Fase Activa para eliminar el veneno a cualquier costo (a costo de la vida), hacia arriba o hacia abajo.

Estos ejemplos son obviamente indicativos, no implican una emergencia que necesita de atención médica e infinitas combinaciones son posibles como infinitas son las percepciones de cada individuo.

Para permitir que el cuerpo responda de manera distinta siempre es necesario hacer algo distinto y concreto, que no es "debo estar atento a lo que como", sea porque es lo que he hecho hasta ahora o porque es justamente esto lo que crea el conflicto con la comida.

Si fuéramos capaces de vivir verdaderamente en armonía con la naturaleza diríamos como la cabrita: "no tengo ningún prejuicio sobre aquello que como, lo olfateo, lo pruebo y espero el SI o el NO interno". Cuando la cabrita sepa hablar.

El discurso es diferente para la ciencia de la nutrición con fines técnicos (por ejemplo deportiva), para llegar a ello deben ser tomadas en cuenta posibles reacciones psíquicas; pero en la salud, cuando la naturopatía se transforma en frenesí y la ciencia se vuelve arrogante, en los 2 extremos encontramos la misma reacción de miedo: el nutricionismo se convierte en un instrumento fácil para la ilusión de tener las cosas bajo control, de manera de no sentir aquel miedo (que mi cuerpo no esté bien o corra el riesgo de no estar bien, que alguno me juzgue por cómo vivo, temor a no ser un buen padre, etc… cada uno lo suyo).

Si usted siente que tiene que comer de forma responsable de acuerdo con las reglas que toma por sus propias razones personales, decidirá poder convivir con síntomas tales como hinchazón, movimientos intestinales, intolerancias y otras pequeñas cosas que serán el testimonio de su coherencia y disciplina.

 


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